Doña dominicana, anciana de unos quinientos años, se mece placida en su viejo sillón de caoba con balancines en el mismo balcón de siempre, observando el deambular, pelear y a veces disfrutar de los hijos, nietos, biznietos y otros parientes.
Compara los edificios, calles, aceras y contenes con los hermosos bosques y los raudales de agua que corrían por sus tierras; vio como las modernas aves de metal sobrevolaban en su cielo, sustituyendo el volar de los pericos, las alondras y otras aves cuyos nombres no le vienen a memoria.
El ruido de la ciudad absorbe el trinar de los pajarillos y negruzco asfalto cubre el verde pasto.
Modernismo entro un poco retrasado a las tierras de Dominicana, dejándole a la par de las subdesarrolladas, lo que le permite todavía disfrutar un poco de la inocencia desplegada en la actitud de algunos de sus hijos.
No sabe ya dominicana de raza ni de credo y en la radio dedican poemas y canciones, llamándole "criolla"; perdió su color canela y es ahora su piel como la mezcla de tres: blanco, canela y negro.
Añora la paz de aquellos tiempos y la compañía de a quien los blancos llamaron Ignorancia.
Recuerda como Nativo se hizo acompañar de Rebeldía para hacer la guerra al blanco a quien creyó un dios, pero al observar la brillantez del oro en el patio de Dominicana dejo caer su mascara y reveló allí su identidad.
¡Cuanto dolor! Nativo y Rebeldía cayeron abatidos por las espadas de blanco y codicia, no quedando nadie más que defendiera las tierras de Dominicana e impidiera el robo de su brillante y precioso oro.
A quinientos y tantos años de todo aquello sigue Dominicana en su balcón, observando como la misma historia se repite una y otra vez, aunque varían los métodos de blanco en su mal accionar.
Blanco ha perdido su color, olvidó su raza; su religión se basa en la sensualidad y el mucho tener, por lo que ahora se llama Rico.
Una voz rompió el compacto bullicio y se fue el silencio:
- ¡Petróleo en el llano, hay petróleo en el llano!_
Rico llamó a sus hijos y aliados para comentar el mensaje de la voz y planificar nuevas acciones, Codicia llegó a la casa en en tiempo para Rico muy oportuno, convinieron aliarse a Maquinación para hallar un modo de adueñarse del nuevo oro de los siglos, el petróleo.
Otra vez la voz rompió el compacto bullicio y se fue el silencio:
- ¡Mataron al líder! ¡Ya no hay petróleo! ¡Desapareció la mina!_
Miseria paso llorando su necesidad frente al balcón de Doña Dominicana, quien entristeció grandemente, en el mismo instante que Rico, Codicia y Maquinación frente a una gran multitud de necesitados y con la ayuda de un altoparlante proclamaban sus nuevas candidaturas a lideres, administradores y legisladores, haciendo buenas promesas, abrazando y sonriendo hipócritamente a los votantes, necesitados, pobres y desamparados en su gran mayoría; ha nacido un nuevo ser, El Político.
Cuatro años más tarde, Miseria, cargando sus hijos pasaba nuevamente llorando frente al balcón de Dominicana quien lloró con lágrimas de sangre su incapacidad e impotencia.
Compara los edificios, calles, aceras y contenes con los hermosos bosques y los raudales de agua que corrían por sus tierras; vio como las modernas aves de metal sobrevolaban en su cielo, sustituyendo el volar de los pericos, las alondras y otras aves cuyos nombres no le vienen a memoria.
El ruido de la ciudad absorbe el trinar de los pajarillos y negruzco asfalto cubre el verde pasto.
Modernismo entro un poco retrasado a las tierras de Dominicana, dejándole a la par de las subdesarrolladas, lo que le permite todavía disfrutar un poco de la inocencia desplegada en la actitud de algunos de sus hijos.
No sabe ya dominicana de raza ni de credo y en la radio dedican poemas y canciones, llamándole "criolla"; perdió su color canela y es ahora su piel como la mezcla de tres: blanco, canela y negro.
Añora la paz de aquellos tiempos y la compañía de a quien los blancos llamaron Ignorancia.
Recuerda como Nativo se hizo acompañar de Rebeldía para hacer la guerra al blanco a quien creyó un dios, pero al observar la brillantez del oro en el patio de Dominicana dejo caer su mascara y reveló allí su identidad.
¡Cuanto dolor! Nativo y Rebeldía cayeron abatidos por las espadas de blanco y codicia, no quedando nadie más que defendiera las tierras de Dominicana e impidiera el robo de su brillante y precioso oro.
A quinientos y tantos años de todo aquello sigue Dominicana en su balcón, observando como la misma historia se repite una y otra vez, aunque varían los métodos de blanco en su mal accionar.
Blanco ha perdido su color, olvidó su raza; su religión se basa en la sensualidad y el mucho tener, por lo que ahora se llama Rico.
Una voz rompió el compacto bullicio y se fue el silencio:
- ¡Petróleo en el llano, hay petróleo en el llano!_
Rico llamó a sus hijos y aliados para comentar el mensaje de la voz y planificar nuevas acciones, Codicia llegó a la casa en en tiempo para Rico muy oportuno, convinieron aliarse a Maquinación para hallar un modo de adueñarse del nuevo oro de los siglos, el petróleo.
Otra vez la voz rompió el compacto bullicio y se fue el silencio:
- ¡Mataron al líder! ¡Ya no hay petróleo! ¡Desapareció la mina!_
Miseria paso llorando su necesidad frente al balcón de Doña Dominicana, quien entristeció grandemente, en el mismo instante que Rico, Codicia y Maquinación frente a una gran multitud de necesitados y con la ayuda de un altoparlante proclamaban sus nuevas candidaturas a lideres, administradores y legisladores, haciendo buenas promesas, abrazando y sonriendo hipócritamente a los votantes, necesitados, pobres y desamparados en su gran mayoría; ha nacido un nuevo ser, El Político.
Cuatro años más tarde, Miseria, cargando sus hijos pasaba nuevamente llorando frente al balcón de Dominicana quien lloró con lágrimas de sangre su incapacidad e impotencia.
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